Censura sin fronteras: le bloquearon la cuenta cannábica una decena de veces y ahora demandará a Instagram
Un cultivador y creador de contenidos se presentará como querellante ante la empresa y en diálogo con LaNoticia1.com detalló los pasos a seguir. Para esto trabajan en un exhorto que enviarán a EEUU. El joven que actualmente vive en Buenos Aires, representará a la comunidad cannábica argentina en la demanda.
“Mi relación con el cannabis viene de más chico, de por ahí juntarnos y fumar, pero prensado, o sea, flores en sí, conocí mucho después, era lo que se podía acceder”, este relato de Cristian, representa a toda una generación que se crio en la cultura del prohibicionismo.
Incluso hoy, con la Ley 27.350 promulgada, con el cannabis se puede hacer de todo menos fumar y publicar. El consumo con fines recreativos, aún no está contemplado en la legislación argentina, y lo segundo, no está penado, pero infringe normas comunitarias de Instagram.
Y aunque ya quedaron lejos aquellos años en los que la incitación al consumo podía considerarse apología del delito, en la era digital, la censura y la baja de una publicación y/o cuenta, constituyen una condena.
Así, Cris.Roots sufrió varias veces la desactivación de su perfil por parte de la red social. La plataforma dicta sentencia sin juicio previo y es el usuario el que debe comprobar su inocencia.
¿De qué se lo acusa? De infringir las normas comunitarias. Este es el caso de un joven emprendedor que hace dos años sufre bajas de su cuenta Cris.roots en la que publica contenido educativo sobre el cultivo y usos del cannabis.
Cristian fue uno de los primeros miles en acceder al Reprocann (registro del programa de cannabis para el cultivo controlado medicinal) que hoy supera los 200.000 inscritos. Y su cuenta de Instagram en la que compartía información sobre la planta, especialmente las de bonsái, explotó después que publicó un video en Tik Tok.
“El boom se dio en parte gracias a que hice un video en TikTok sobre el Reprocan informando. Solo la información, cómo era que yo me lo hice, por qué me lo hice, que avala un poco”.
En ese momento la cuenta de Cris.roots pasó a tener 5000 seguidores sedientos de un conocimiento que, Cristian relata no se encontraba en las redes. En el video, el joven también enseñaba a construir un indor a muy bajo costo, sólo con una caja y una lámpara galponera.
“Y de ahí se disparó mucho, después, de ahí ya fue sobre fines del año pasado, sobre fines del 2022, que tuvo como el crecimiento más exponencial, pero ya fue medio mundial eso, o sea, por el tema de los bonsáis, y de los micro cultivos, o sea, fue el último tiempo, todo el gran crecimiento”, detalla.
“La página se trata de contenido informativo y educativo, más que nada educativo sobre el proceso de cultivar y todo lo que implica, o sea, desde prácticas de consumo y cómo hacer que el cannabis medicinal” cuenta, y se detiene para aclarar que “la ley hace una distinción".
Y explica que "entonces mi página, puntualmente para poder comunicar, tenemos que enmarcarnos dentro de lo medicinal, no de lo recreativo, que lamentablemente sigue siendo prohibido, pero básicamente para mí cultivar cannabis, sea recreativo, sea medicinal, es lo mismo, no hay ninguna diferencia”.
Todos los creadores de contenido cannábico sufren permanentes bajas de sus cuentas que, muchas veces, no pueden recuperar, por lo que suelen recurrir a técnicas como contar con cuentas secundarias de respaldo.
Cristian cuenta que “hubo veces que fue solo un día y veces que fueron 15, 20 días en que la cuenta estaba dada de baja. En ese momento no sabés si va a volver o no. No hay una forma de comunicarse con la plataforma”.
Ante cada baja de una cuenta, los emprendedores cannábicos actúan en conjunto, completan “un formulario de reclamos que conseguimos en las cuentas cannábicas, y lo enviamos todos. Lo mandamos una y otra vez hasta que de alguna manera la cuenta vuelve o no vuelve. O sea, es el único recurso que tenemos es mandar un formulario de un algoritmo”.
En cuanto a cuál es la reglamentación infringida, Cristian cuenta que “te da como un panorama de todas las normas, no te dice violaste tal o cual. Entonces ahí te pide que hagas como una demostración de que sos la persona en cuestión dueña de la cuenta y te dice que tenés que esperar 24 horas para que se revise todo esto. Y de ahí ya no puedes hacer nada”.
Fue a fines del año pasado, cuando su cuenta había alcanzado los 100.000 seguidores “y en ese momento me bajan la cuenta y fue la peor de todas las que tuve porque tardó más de 20 días en volver”. Así fue como Cristian decidió tomar el toro por las astas y demandar a la red social, sin saber que iniciaba una nueva odisea.
En marzo de este año, Cristian tuvo una audiencia con el representante de Facebook, previa gestión de reclamo en Defensa del Consumidor que actuó como mediador.
“O sea, es un reclamo que se hace acá en el país. Y ellos no existen en el país, ni Meta, ni Facebook. Solo hay una empresa que se llama Facebook Argentina que más que nada funciona para vender publicidad. Es la única que tiene en todo este gran conglomerado de redes sociales y empresas. Y tuvimos que dirigir el reclamo hacia ellos”, explica.
“Y lo que dijo fue que él no tenía ninguna injerencia en eso. Él, de hecho, no era abogado de Facebook. Él era de un estudio. Y representaba, en este caso, al cliente. Pero que Facebook argentina no tiene nada que ver con Meta, que es la empresa dueña de Instagram. Y que esa empresa no está radicada en el país”, cuenta Cristian.
Pero no fue en vano el encuentro ya que “el abogado este nos pasó los datos legales para nosotros poder enviar lo que se llama exhorto. Y empezar todo un proceso dentro de las normas legales del otro país”.
“Y ahora estamos redactando el exhorto para poder enviar. Esto igual tiene un montón de pasos, de tasas y cosas para poder realizarse. Es como bastante complicado a nivel trámite legal, pero, bueno, estamos en ese proceso”, cuenta y detalla que “son más o menos entre 40 y 50 mil pesos enviar la primera carta”.
Cristian espera ahora a que la abogada que, trabaja ad honoren para la comunidad cannábica, termine de completar la redacción y pasos legales, para cruzar la frontera con una demanda en la que Cristian acciona como querellante en nombre de la comunidad cannábica argentina.
Más allá de que en las acciones legales se demandan algunos puntos como “lucro cesante”, Cristian aclara que la única forma de accionar es reclamando una pretensión compensatoria económica, pero que no es este su principal interés.
“Pero lo que importa es más que nada el mensaje, o sea, que primero se visibilice que nosotros queremos educar, enseñar y estamos siendo censurados, básicamente, y después también que de alguna manera llegar, porque si no quedan reclamos y parece todo muy impersonal”, finalizó.
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