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Instalado con su empresa en Las Heras, encabeza acciones solidarias con su camión, solo o acompañado de colegas y fundaciones cuando los convocan. Cortó varias rutas para llevar un avión que combatió en Malvinas desde Bahía Blanca a Navarro. Con 36 camiones, buscó y llevó desde San Juan a Buenos Aires insumos para combatir la pandemia. En incontables viajes hizo el bien sin mirar a quién. Hace 32 años está arriba de un camión y es cercano a Juan Carr, fundador de Red Solidaria, y al Chaqueño Palavecino, Presidente de la Fundación Rancho Ñato, de la cual Walter es Vicepresidente. "Tengo millones de kilómetros en viajes, hace treinta y dos años que estoy arriba de un camión", dijo a Lanoticia1.com
Por Walter Albarracín - Redacción lanoticia1.com
En un país como Argentina donde las necesidades sobran, las manos se multiplican. Ayudar a quien lo requiera es una de las labores que realiza Walter Bo, empresario de 60 años y propietario de Transportes Puerto Nuevo, nacido en Ciudad de Buenos Aires e instalado en General Las Heras.
No solo de donaciones se trata. Se puso al hombro un acto simbólico en la ciudad de Navarro y muy sentido para los Veteranos allí asentados. Trasladó un avión S-2 TRACKER que será emplazado en el Paso de los ExCombatientes de Malvinas en una travesía de 3 días, desde que salió de la base bahiense Espora hasta Navarro.
Bo coordina un grupo que se llama "Entre Colegas", donde hay más de 300 empresas de transporte. "Amén de que hablamos de la actividad, también hacemos algunas acciones solidarias cuando se requiere y da para hacerlo", comentó en diálogo con Lanoticia1.com
El avión trasladado por Bo de Bahía Blanca a Navarro
Para traer un avión con ese tamaño, se necesitarían varios camiones, ¿lo tuvieron que desarmarlo?
Cuando me llegó el pedido, lo primero que pido es una medida, que son todas sobredimensiones, el largo, el ancho y el alto, para saber qué características de equipo tengo que utilizar para el traslado.
Al tener esas medidas -que eran 13 metros de largo, 9 metros de ancho, casi desplegándole las ala, y 5 metros de alto- el gran inconveniente que tenemos cuando vamos a hacer este tipo de transporte de sobredimensionado, siempre es la altura más que el ancho. En este caso el ancho era muy importante porque 9 metros ocupaba todo el ancho de la ruta, o sea era un corte de la ruta total. Para poder superar los obstáculos de la altura le tuvimos que cortar la parte del timón de cola.
Fuimos con la camioneta, a donde yo tomé el relevamiento, para ver si había algún obstáculo más que nada en el alto, por las pasarelas, los puentes, alguna barrera, los cables, si hay semáforos, la salida y la entrada. Porque vos no podés ir a cargar y quedarte trabado a mitad de camino, o a la salida.
Después, cada 15 kilómetros tenés que marcar los lugares que podés hacerte un costado y estacionar para liberar la ruta, porque si vos venís a 40 kilómetros por hora cortando la ruta total, atrás se te hace una cola de camiones y autos impresionante.
Entonces, hay que hacer una declaración jurada en Vialidad Nacional donde están marcados los puestos que hicimos en el relevamiento para poder estacionar. Ya sabíamos que cada 20 o 15 kilómetros te tirás a un costado, liberás el tránsito de la ruta y volvés a salir.
Salimos al mediodía, hice unos 200 kilómetros hasta Coronel Dorrego, porque tampoco podés transitar de noche ni con lluvia, ni con la calzada mojada. Entonces a las 5, 6 de la tarde, ahí nos detuvimos, se registra la carga, se ve todo como viene. Al otro día, salimos a la mañana temprano, para aprovechar salir con luz solar. Hicimos la segunda noche en Azul. Y el tercer día, a las 5 de la tarde, llegamos a Navarro.
¿Tenés la cuenta de cuántos viajes hiciste?
No. Millones de kilómetros, hace treinta y dos años que estoy arriba de un camión.
¿Y tenés algún estudio o profesión?
Transportista. Hice primer año de industrial, y me echaron.
¿No terminaste el secundario?
Por el camión. Mi viejos han llorado porque yo estudie, pero el camión, el camión y el camión.
¿Es de lo que vivís y ahora ayudas a los demás?
Yo no estoy viajando permanentemente con el camión. Tengo las licencias nacionales habilitantes actualizadas, tanto de cargas generales como de cargas peligrosas. Todas las categorías habidas y por haber. Pero las utilizo para hacer un viaje, por salir, porque es un cable a tierra mío, o para alguna acción solidaria.
¿Y ahora tenés viaje próximamente o todavía no?
No, quizás en dos o tres meses vaya al Chaco salteño, allá siempre se lleva algo. Gracias a Dios que no, porque siempre hay algún quilombo, alguna inundación o algo. Ojalá que no pase nada.
¿Vos trabajás solo en estas acciones o tenés un equipo? También integrás la fundación del Chaqueño Palavecino, "Rancho Ñato"
Mi señora es prima del Chaqueño y Rancho Ñato, un paraje en el Chaco Salteño, estaba totalmente fuera del sistema, hoy gracias a Dios se hizo una perforación de agua, se llevó la luz. El 80% son comunidades aborígenes, wichis, y estaban fuera del sistema totalmente. Hoy por hoy están con mejor calidad de vida.
Allá se hace un festival muy grande que se llama Trichaco. Nació con que en uno de los parajes los chicos no conocían los lápices de colores. Entonces dijimos: "hagamos un festival". Imaginate, en el paraje viven 400 personas, en el festival traemos 10.000 en el medio de la nada, se tiene que llevar escenarios, sonidos, luces, carpas para que duerman los del ballet, manguear al Ejército. Y con lo que se recauda se compran útiles y una bandera para cada una de las 44 escuelas que hay dentro del departamento Rivadavia, en el Chaco Salteño.
Y luego con Juan Carr, de Red Solidaria, cuando se inundó Paranacito fuimos con camiones, conseguimos lanchas con las donaciones para la gente que estaba arriba de los techos, porque estaban con cuatro metros de agua arriba de las casas. Con Concordia también cuando se inundó y a Corrientes, en los últimos incendios llevamos donaciones.
¿Desde hace cuantos años ya que venís con estas acciones?
Desde el 84
Para este tipo de eventos solidarios, ¿uno de los primeros que te contactó fue el padre Luis Farinello?
A raíz del padre Farinello lo conocí al Chaqueño. Nosotros trabajamos para YPF, no con combustible, sino que transportamos cañerías, equipos de perforación, y en el predio donde estábamos nosotros, teníamos camionetas de YPF para disposición oficial. Entonces, del área institucional de YPF me dijeron que una de las camionetas había que dársela a la fundación del padre Farinello.
Vino el padre ese día, le acomodamos la camioneta, le cambiamos el aceite para que se lo llevara andando bien. Él me llama al mes y me dice que iba a hacer un festival solidario muy grande en el Teatro Ateneo, que si no le hacía la gauchada para ir a buscarlo al Chaqueño para llevarlo al festival. Obviamente dije que sí, por que me gustaba, ahí lo conocí y nos hicimos amigos. Ví las necesidades, de dónde venía.
Por intermedio de YPF, que sabían que yo siempre daba una mano, me donaron muebles, ropa, cosas que llevé a Rancho Ñato en el primer viaje. Y de ahí fuimos sumando un montón de amigos para hacer cambiar un poco la calidad de vida de la gente de ahí. Después vino el festival Trichaco, que se hace año a año para las escuelas.
Y a vos personalmente, ¿qué te deja hacer todo eso?
Siempre medianamente tuve una vocación de cuando se puede dar una mano, dar. Obviamente tengo respaldo, hoy puedo darme el gusto de poder dar una mano y agarrar uno de los camiones y hacerlo porque hay gente que me cubre mi lugar y la empresa está. Tengo personal y recursos para poder liberarme de la empresa y hacer estas acciones. Tampoco estoy todo el año haciendo ayudas, pero en el año seguramente una o dos veces algunas campañas tengo.
"En el grupo “Entre colegas” somos trescientas empresas de transporte. Y cuando fue lo del Ministerio de Defensa, yo convoqué porque hacía falta 36 camiones para ir a buscar los contenedores", comentó.
Es otra de las "hazañas". Lideró una caravana con 36 camiones, cuando buscó y llevó desde San Juan a Buenos Aires insumos para combatir la pandemia en el inicio de la crisis que paró el mundo.
"El Ministerio de Defensa, cuando arranca la pandemia, nos pide una colaboración porque las fuerzas armadas, lamentablemente, no tienen estructura de unidades. Entonces se armaron dos caravanas, una de las primeras de 18 y la segunda de 36 camiones. No hay antecedentes, éramos 5 km de cola en la ruta, por lo cual yo siempre voy al mando de las caravanas", recordó. "Fuimos a la minera Barrick a 5.400 metros de altura, que donó módulos habitacionales al Ministerio de Defensa y lo trasladamos a Buenos Aires donde se formó el hospital para el inicio del COVID", explicó.
Bo recordó que "en una hora y media los colegas empezaron a aportar camiones y choferes. Y ahí hicimos una caravana, la primera y la segunda, todo gratis". "El Ministerio después se hizo cargo del combustible y del alimento de los choferes que paramos en los regimientos del Ejército para que se puedan bañar, a cenar, almorzar y seguir viaje", indicó.