El caso Érica Soriano destapó la 'mafia de los crematorios' en el conurbano: "Tengo 3 cuerpos y solo puedo justificar 2"
El femicidio reveló una red ilegal que hacía desaparecer cuerpos en la zona sur del Gran Buenos Aires. La joven estaba embarazada y nunca apareció. Su pareja, Daniel Lagostena, fue condenado, pero por la red nadie fue preso.
“Tengo tres bolsas, con tres cuerpos… pero documentos de solo dos”. La frase, registrada en una escucha telefónica a la que accedió el medio TN, destapó el funcionamiento de la “mafia de los crematorios” en el sur del conurbano bonaerense.
El caso se conoció a raíz de la desaparición de Érica Soriano, ocurrida en agosto de 2010, cuando estaba embarazada de dos meses. Su cuerpo nunca fue hallado, pero la Justicia determinó que su pareja, Daniel Lagostena, la asesinó y logró hacer desaparecer los restos con ayuda de contactos en funerarias y crematorios.
Las escuchas incorporadas al expediente revelaron cómo esta red clandestina podía incinerar cuerpos sin dejar rastro ni registros. Según informó TN, un empleado de un crematorio mencionó que el libro de registros del mes de la desaparición había “desaparecido”, justo en la fecha en que se cree que Érica fue cremada en una casa funeraria amiga de Lagostena.
En 2018, el TOC N° 9 de Lomas de Zamora lo condenó a 22 años de prisión por homicidio en concurso ideal con aborto, figura aplicada porque el delito de femicidio aún no existía en el Código Penal. La sentencia quedó firme en 2021 y Lagostena seguirá preso hasta 2037, luego de que se rechazara un pedido de prisión domiciliaria.

La investigación por la mafia de los crematorios, sin embargo, se diluyó tras un cambio de fiscalía. No hubo avances y nadie fue detenido. El comisario mayor Julio Di Marco, que participó en el caso, calificó el expediente como “un monstruo” por la cantidad y el peso de las escuchas.
Para María Ester Romero, la mamá de Érica, la lucha no termina: “Hasta el último minuto de mi vida voy a buscar a mi hija. Las ausencias duelen, pero duele más no saber”.

Escuchas telefónicas y cremaciones clandestinas
Las escuchas telefónicas vinculadas al funcionamiento de los crematorios fueron una prueba determinante a la hora de sellar el destino de Lagostena. En una de esas conversaciones, el encargado de un crematorio le reclamó al dueño de una funeraria:
- “Tengo tres bolsas, con tres cuerpos, hace dos meses. Pero tengo documentos que corresponden a dos fallecidos. Del otro cuerpo solamente tengo un papel escrito a mano en el que no se entiende nada”, se quejó.
La respuesta fue igual de inquietante:
- “De los tres cuerpos, tenemos justificados dos. Faltaría identificar a uno y… cómo hago”.
El encargado, molesto, retrucó:
- “¿Qué sé yo? Si no lo sabés vos que me mandaste los muertos...”.
Nunca se supo a quién pertenecía ese tercer cuerpo. La sospecha de los investigadores es que podría haber sido el de Érica Soriano.
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