Presupuesto bajo presión: Kicillof busca sostener la gobernabilidad en medio de la interna peronista
A una semana de las elecciones legislativas, el peronismo atraviesa una no tan nueva tensión interna. La carta de Cristina Fernández de Kirchner reavivó las diferencias con el kicillofismo. En tanto, el Gobernador, elige seguir confrontando con Milei y se apoya en los intendentes del MDF con los que también negocia para mantener la calma. Le baja la espuma a las tensiones con La Cámpora en busca de obtener luz verde en la Legislatura para la aprobación del Presupuesto 2026.
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Por Gabriela Edith Lorenzo
El resultado de las elecciones legislativas del 26 de octubre dejó al peronismo frente a un nuevo punto de inflexión. En la provincia de Buenos Aires, donde históricamente se define el pulso del movimiento, los números fueron claros: la fuerza oficialista perdió unos 261 mil votos respecto de las primarias del 7 de septiembre. Aunque la derrota nacional se extendió a 18 provincias, en territorio bonaerense la lectura es distinta y merece una mirada más profunda.
Más allá de la foto inmediata, la elección volvió a exponer la interna solapada que atraviesa al peronismo. El desdoblamiento de los comicios fue una decisión resistida por La Cámpora y defendida por el kicillofismo, y los resultados reactivaron las tensiones entre ambos sectores. Esa disputa, que durante meses se intentó mantener bajo control, hoy vuelve a ponerse sobre la mesa con la contundencia de los hechos: resultados electorales, el rol de los intendentes, la conducción del PJ bonaerense y hasta el Presupuesto 2026 que Axel Kicillof enviará a la Legislatura, forman parte de un combo explosivo que puede detonar la interna, más allá de la voluntad dialoguista y cauta del Gobernador.
Un análisis de la caída de votos que, según de qué lado de la interna se mire y en qué punto se haga el recorte, cambia la perspectiva . Una parte se explica por el padrón de extranjeros que no participa en elecciones nacionales: casi 143 mil sufragios que en septiembre habían acompañado a Fuerza Patria. A eso se suman los votos que se dispersaron entre otras expresiones peronistas, como las de Samid y Fernando Gray, que en conjunto acumularon cerca de dos puntos. Sin embargo, si se comparan los porcentajes históricos, el 40,9% obtenido este año sigue siendo el mejor desempeño del peronismo bonaerense en una elección de medio término desde 2005.
Una interna que dejó de ser solapada
Cinco días después de las elecciones, Cristina Fernández de Kirchner difundió una carta pública en la que reabrió la discusión sobre la estrategia electoral bonaerense. En el texto, calificó el desdoblamiento como “un error político al equivocar la estrategia electoral”, y recordó que ella misma había advertido los riesgos de adelantar los comicios. “Lo dijimos públicamente el 14 de abril ante la decisión del Gobernador de desdoblar la elección provincial”, señaló, en una alusión directa a Axel Kicillof.
El mensaje fue respaldado rápidamente por dirigentes y funcionarios vinculados a La Cámpora, incluso por algunos ministros y funcionarios bonaerenses tales como Florencia Saintout, Homero Giles y Juan Martín Mena, y funcionó como una señal de alineamiento. En un peronismo que todavía digiere la derrota, la carta de Cristina operó como un recordatorio de liderazgo en el que quedó claro que, aunque afirma que sigue “sosteniendo el valor de la unidad como instrumento político de construcción nacional, popular y democrática”, solo será bajo su tutela.
Kicillof, entre la presión interna y la urgencia legislativa
Mientras tanto, el gobernador se reunió con los cuestionados intendentes . Este viernes encabezó un encuentro con más de 40 intendentes del Movimiento Derecho al Futuro (MDF) en Berazategui. La reunión, que originalmente estaba prevista en la Casa de Gobierno y se trasladó a La Casona del Parque Pereyra Iraola, mostró que Kicillof cuenta con su propia tropa para consolidar una base política en el territorio.

Los jefes comunales, muchos de ellos con tensiones latentes con Máximo Kirchner, le expresaron su apoyo y le pidieron que se posicione de cara a 2027. Según fuentes presentes en La Casona, el Gobernador habría confirmado sus intenciones de ponerse el traje de candidato presidencial. Aunque con dos años de gestión provincial por delante, la prioridad pasa por la aprobación del Presupuesto 2026 para lo que tendrá que negociar con los otros sectores sin abrir un frente de batalla.
“No buscamos fortalecer nuestro sector a partir de pisotear a otros”, declaró el ministro Carlos Bianco tras el encuentro, en una frase que condensa la línea que el Ejecutivo intenta mantener.
El Presupuesto como tablero de poder
La prioridad de Kicillof pasa ahora por el Presupuesto 2026 que, según trascendidos puede que sea presentado este lunes a las 14.30 en el Salón Dorado de la Gobernación. Será su primera gran jugada política tras las elecciones y el eje sobre el cual se definirá buena parte de su margen de maniobra.

El Ejecutivo busca aprobar una Ley de Presupuesto en conjunto con otras medidas como la aprobación del financiamiento para el pago de intereses de deuda que dejó María Eugenia Vidal, mientras que la oposición pide que el Gobernador ponga en juego los cargos en la Corte Suprema y en el Banco Provincia.
Estas presiones ponen a Kicillof en situación de sostener las tensiones internas, por lo menos hasta obtener luz verde en sus proyectos. Cabe destacar que, si bien a partir del 10 de diciembre el peronismo contará con quórum propio en la cámara alta, deberá negociar con camporistas y massistas.
También trascendió que los intendentes del MDF acompañarán al Gobernador cuando presente el Presupuesto 2026, al tiempo que emitirán un comunicado conjunto para respaldarlo. No solo será una foto de apoyo político, sino también una advertencia al resto del peronismo bonaerense: la gestión se defiende con territorio, no con declaraciones.
Un equilibrio cada vez más frágil
El gobernador camina con cuidado en un terreno minado. A diferencia de otros mandatarios provinciales, Kicillof no puede permitirse un enfrentamiento directo con La Cámpora mientras depende del voto de sus legisladores para aprobar el Presupuesto. Su desafío inmediato es doble: mantener la gobernabilidad sin ceder autonomía y evitar que el conflicto interno se traduzca en parálisis institucional.
Detrás del ruido político, persiste el reclamo estructural del peronismo bonaerense: la necesidad de una interna real y participativa, que ordene el mapa y redefina liderazgos antes de 2027. En ese sentido, los resultados del 26 de octubre no solo mostraron una pérdida de votos, sino también la urgencia de abrir un debate de fondo.
No hubo fraude ni conspiraciones, hubo una elección legítima y un mensaje claro. Si el peronismo logra leerlo sin buscar culpables, quizás encuentre en esa autocrítica la clave para volver a reconstruirse desde la base, con la provincia otra vez como escenario principal. Para esto, el espacio deberá dejar de lado la mirada nostálgica que envuelve sus propuestas y legitimar a sus dirigentes con una apoyo real y concreto de la militancia, superando la lógica de los candidatos elegidos a dedo que tan malos resultados le han dado en las contiendas electorales de los últimos años.
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