Martín Sabbatella: "El partido judicial le impide ser candidata, pero el liderazgo de Cristina no lo define la Corte"
El presidente de Nuevo Encuentro participó del Consejo Federal del PJ tras el fallo de la Corte contra Cristina Kirchner. En esta entrevista, analiza el impacto político de la condena, confirma su candidatura a concejal en Morón y lanza duras críticas a la gestión local. También se refiere a la interna entre Kicillof y Máximo, al rol de los medios y a lo que se juega el peronismo rumbo a 2027.
—Esta semana la Corte Suprema de Justicia ratificó la condena contra Cristina Kirchner, lo que le impide ser candidata. Estuviste en la cumbre del PJ donde se discutieron acciones a seguir. ¿Qué se resolvió y cómo vivís este momento, siendo uno de los dirigentes más cercanos a ella?
—La situación es muy grave. La patria está sangrando, la democracia está muy lesionada. Pero por otro lado, cuando la ves a Cristina con esa fuerza, con ese coraje, con esa entereza, eso nos da fuerza a todos. A la militancia, al pueblo, a esas mayorías populares que siempre la acompañaron.
Lo que pasó es que esta derecha brutal, estos grupos económicos concentrados, vienen activando un plan desde hace tiempo. Usan los medios hegemónicos para estigmatizar y mentir, para fabricar una imagen falsa de Cristina. Y después actúa el brazo ejecutor: el partido judicial. Esa parte del Poder Judicial colonizada por los intereses económicos, que funciona como garante de los privilegios de la derecha feliz.
Querían verla muerta o presa. No les salió la bala, y ahora la quieren presa. Le impiden ser candidata, lo cual es tremendo para la democracia, porque es un cepo al voto popular. Pero hay algo que no pueden quitarle: el liderazgo. Porque eso no lo define Magnetto, ni la Corte, ni ningún fallo. Eso lo define el pueblo, la militancia, el vínculo profundo que ella tiene con la gente.
Cristina va a seguir siendo la líder y la conductora de este proceso político, esté donde esté. Y eso fue lo que ratificamos ayer en el Consejo del PJ, junto a los presidentes de los partidos de Unión por la Patria y los candidatos presidenciales. Ratificamos su conducción, su liderazgo, su centralidad.
Vamos a acompañarla el miércoles en Comodoro Py, pero también a organizarnos con ella al frente, para construir una alternativa de unidad con contenido, para enfrentar este momento trágico que vive el país con el gobierno de Milei.
—Hablás de liderazgo. ¿Pensás que Cristina va a seguir dirigiendo el PJ, aún cumpliendo condena?
—Cristina es la jefa del movimiento nacional. Es la presidenta del Partido Justicialista, el partido más importante del campo popular. Y es, sin dudas, la líder del pensamiento nacional, popular y democrático de la Argentina.
Por eso la persiguen: porque no pudieron domesticarla. Porque avanzó en generar los momentos de mayor distribución de la riqueza de las últimas décadas. La persiguen por su pasado, por su presente, y por lo que representa hacia el futuro. Cristina es la única que tensa el sistema político a favor del pueblo.
Y como ella dijo: puede ser candidata o no serlo, pero desde donde esté va a seguir conduciendo. Porque además de unidad, Cristina garantiza rumbo, sentido, coherencia. Ella es quien orienta y da contenido a ese proceso de transformación que necesita nuestro país.
—Javier Milei dijo desde Israel que esta era la primera vez que la Justicia actuaba con libertad. ¿Qué opinás?
—Es exactamente lo contrario. No estamos hablando de justicia, sino de un partido judicial. De un sector del Poder Judicial que actúa al servicio de los privilegios de las élites.
Todo este juicio está viciado. Cristina es absolutamente inocente. Los abogados presentaron un recurso en queja pidiendo que se le garantice un juicio justo, con jueces imparciales, dentro del Estado de Derecho. Si eso ocurriera, quedaría en claro su inocencia.
Lo que hubo fue un proceso armado, impulsado por medios como Clarín y La Nación, que durante semanas presionaron para que la Corte la meta presa. Y Milei, en un acto en Parque Lezama, les pedía a los jueces desde el micrófono que actuaran. Entonces no hay independencia: hay presión, hay connivencia, hay un sistema judicial al servicio del poder económico.
—¿Cómo pensás que se va a reconfigurar el peronismo después de esto, sobre todo en Provincia, donde hubo algunas tensiones entre Kicillof y Máximo Kirchner?
—Creo que ahora más que nunca queda claro que tenemos que estar todos juntos bajo el liderazgo de Cristina. Tenemos que construir una síntesis programática, debatir los compromisos que deben asumir quienes nos representen, y garantizar coherencia entre lo que se dice y se hace.
La unidad no es solo un acuerdo de nombres. Es una construcción política con orientación y sentido. Y esa orientación la da Cristina.
Si alguien quiere discutir otra cosa, tiene derecho. Pero hoy más que nunca queda claro quién es la líder del campo nacional y popular, del peronismo, del movimiento nacional. Con esa conducción, tenemos que organizarnos para volver a representar a las mayorías y enfrentar este momento tan difícil para nuestro pueblo.
—Este jueves fue el Consejo del PJ nacional y no estuvo presente Axel Kicillof. ¿Cómo es hoy la relación de Nuevo Encuentro con el gobernador?
—Nosotros somos parte del espacio que lidera Cristina Fernández de Kirchner. Nuevo Encuentro es una fuerza kirchnerista y, como tal, reconocemos en Cristina a nuestra conductora, a quien expresa los días más felices de los últimos tiempos, con un rol presente y proyectado también al futuro.
Dentro de ese espacio, hay debates, críticas y matices. Pero no me preocupa que existan, porque una coalición justamente es eso: diversidad que convive. Lo que sí es importante es poder procesar esas diferencias en unidad. Más aún de cara al 2027, donde se elige presidente y ejecutivos provinciales, pero también ahora, porque tenemos que cambiar la correlación de fuerzas parlamentaria para frenar las leyes antiderechos de Milei. Las discusiones son públicas, pero deben resolverse con responsabilidad y unidad.
—¿Vas a ser candidato a concejal en Morón? ¿Por qué decidiste volver a competir en lo local?
—Sí, voy a ser candidato. Y esto está ligado a cómo veo la actual gestión en Morón, que me preocupa mucho. Vemos un fuerte retroceso. Hay falta de planificación, de articulación, de escucha, tanto hacia los equipos del gobierno como hacia los vecinos y vecinas. Eso impacta directamente en la calidad de las políticas públicas: seguridad, mantenimiento urbano, espacios públicos, acompañamiento a los sectores vulnerables.
—¿Intentaron discutir esto con el intendente Lucas Ghi?
—Sí, pero no fuimos escuchados. Hubo una especie de caza de brujas, una persecución interna, y fuimos excluidos de los espacios de decisión. Y eso es muy grave. Más aún cuando hablamos de la fuerza política que seis veces ganó la Intendencia y que llevó al actual intendente al gobierno. El intendente tiene la última palabra, claro, pero no puede confundirla con la única. Escuchar es parte de gobernar.
—¿Qué es lo que sienten que se perdió?
—Se perdió el rumbo. Morón supo ser ejemplo de gestión moderna, transparente, participativa. Fuimos construyendo eso desde el 99, con políticas innovadoras, con planificación: el hospital, las cloacas, el Carlos Gardel, las obras hidráulicas, el Plan Morón 2020. Todo eso formaba parte de un proyecto estratégico. Y eso hoy está en crisis.
Nosotros no queremos romper. Al contrario, queremos corregir. Este es nuestro gobierno. Presido el bloque oficialista en el Concejo. Pero sentimos la obligación de plantear con claridad que así no. Porque si no corregimos el rumbo, le abrimos la puerta a la derecha. Necesitamos unidad y un buen gobierno. Las dos cosas.
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¡Nos interesa tu opinión!—¿Tu candidatura a concejal es también pensando en volver a ser intendente en 2027?
—Claro. Queremos volver a poner en marcha esa Morón transformadora, con anclaje territorial y democracia de proximidad. Algunos me preguntan por qué vuelvo como concejal si ya fui intendente tres veces. La respuesta es simple: porque hay que hacer lo que haya que hacer. Como dice Cristina, no hay escalafón. Lo importante es aportar desde donde uno crea que puede ser útil. Y yo creo que hoy tengo que estar ahí.
—Entre 2012 y 2015 fuiste titular de la AFSCA. ¿Qué mirada tenés hoy sobre el rol de los medios de comunicación?
—Hoy hay una multiplicidad de herramientas y plataformas, pero la concentración mediática sigue existiendo y sigue dañando la democracia. La ley de medios tenía un espíritu democratizador que sigue siendo imprescindible: garantizar que todas las voces estén, incluso las que no nos gustan. Ese espíritu tiene que seguir guiándonos, aunque hoy la ley necesite actualizarse porque hay nuevos escenarios tecnológicos y comunicacionales que no existían en 2009.
En su momento se avanzó mucho en darle herramientas a pueblos originarios, cooperativas, universidades, organizaciones sociales. Eso fue un paso enorme. Pero el capítulo que buscaba enfrentar a los monopolios mediáticos fue frenado por el partido judicial y después derogado por decreto por Macri.
—Durante el kirchnerismo se cuestionó mucho a 678 por ser un programa de propaganda oficialista financiado con recursos públicos. Pero hoy existen muchos “678 libertarios” desde canales de streaming donde no queda claro cómo se financian. ¿Creés que se cortó realmente la pauta oficial como dice Milei?
—No tengo un seguimiento puntual, pero sabemos que es muy relativo eso de que se cortó toda la pauta. A veces se esconde detrás de otros mecanismos, o de empresas estatales, como YPF, o proyectos laborales. Lo importante acá es otra cosa: que haya pluralidad real, que no haya una sola palabra dominante orientando el sentido común de la sociedad desde los medios. Porque cuando eso pasa, se daña la democracia.
—Sos una persona que conoce el territorio, ¿cómo ves a la gente hoy? ¿Cómo están los bonaerenses? ¿Y qué debería hacer el peronismo de acá a dos años si quiere recuperar el gobierno y enfrentar a Javier Milei?
—Veo mucha angustia, mucho dolor y sufrimiento en los barrios. Como decía Cristina —y lo repitió estos días—, este modelo empieza a hacer ruido primero en los sectores más vulnerables, aunque no tenga una fecha de vencimiento escrita. Es ahí donde golpea con más fuerza al principio, y después va hacia los sectores medios. Y se nota. Se nota claramente el deterioro, la plata que no alcanza, la gente que no puede comprar remedios. Ya no hablamos solo de nuestros abuelos que no llegan a la farmacia, sino de cualquiera. Ir a comprar medicamentos es tremendo. Ir a comprar comida es tremendo.
—¿Y qué camino ves para reconstruir una alternativa política y no repetir los errores que cometió el peronismo?
—Hay un deterioro brutal que genera dolor. Por eso es tan importante volver a representar a nuestro pueblo, recuperar la esperanza. Y eso se hace estando al lado de ese sufrimiento, poniendo el cuerpo. En ese sentido, la cercanía que pueden generar los gobiernos locales es clave. Son la puerta de entrada a lo público, al Estado. La cercanía también tiene que ser un eje del proyecto político, desde la militancia.
Creo que también hay que tener claridad para discutir lo que nos pasó. Venimos de una experiencia, la del gobierno de Alberto, en la que el campo popular fracasó. No cumplimos con las expectativas que había. Y eso hay que asumirlo, hay que debatirlo públicamente. Al mismo tiempo, tenemos que poner en valor lo que sí hicimos bien: los 12 años y medio de Néstor y Cristina. No para repetir lo mismo —porque como dice Cristina, las cosas cambiaron—, sino para poder incorporar nuevos temas, nuevas agendas.
Cristina ratifica su liderazgo porque genera los debates del futuro. Cómo se construye una nueva estatalidad, cómo le damos batalla a quienes quieren hacer del individualismo el eje de la vida. Cómo se fortalecen los lazos solidarios. Cómo se construye un país productivo que, sobre la base del trabajo, pueda avanzar. Todo eso hay que discutirlo. Y al mismo tiempo, estar muy cerca de la gente, con mucha escucha, con mucho abrazo cotidiano. Porque hoy se sufre mucho.
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