Nueva extensión de la cuarentena: El dilema de las reuniones sociales, el problema del virus
Alberto Fernández anunció que todo sigue igual hasta el 20 de septiembre pero con el permiso de reuniones sociales al aire libre. Mientras la curva sube, el COVID-19 se expande como mancha de aceite y el sistema sanitario prende alarmas, los 163 días de una forma de vida que transcurre de manera excepcional empuja decisiones dilemáticas.
Por Ramiro Pablo Gómez
La palabra problema se vincula semánticamente con el término solución, es decir, no hay problema sin solución. Ante la aparición del coronavirus (el problema) y la necesidad de parar su circulación se optó por el aislamiento de la población, la solución.
Los dilemas, en principio, no tienen una solución. Pueden presentar opciones igualmente validas o invalidas. El aislamiento trajo los dilemas de la cuestión económica, la salud mental vinculada al encierro, las libertades individuales, las responsabilidades colectivas.
En esta nueva extensión de la cuarentena se propuso como medida nacional y provincial las reuniones al aire libre de hasta diez personas, manteniendo la distancia de dos metros y el uso de barbijo. Si bien en el AMBA se especula que los municipios en fase 3 no podrán implementarlas, el resto, que son unos 100 distritos, sí.
El dilema de las decisiones
Hace un mes y medio el 93% de los contagios ocurría en el AMBA y 7% en el resto del país. Hoy la ecuación pasó a ser del 63 contra el 37. Mientras se habla de un incipiente amecetamiento de los casos en los 40 municipios bonaerenses de fase 3 el virus se expandió al interior de la Provincia, el territorio donde podrían practicarse las reuniones al aire libre.
El presidente, Alberto Fernández, definió la decisión como “un nuevo paso” pero esta novedad sucede semanas después de prohibir las reuniones sociales privadas en todo el país. Entonces sería más bien un paso intermedio, con mayor precaución y con menor riesgo que lo que sucede “bajo techo”.
El distrito de Junín abrió parques y plazas hace 20 días y pasó de 7 casos activos a 102 entonces anunció su cierre para reuniones sociales y solo dejó la posibilidad de realizar actividad física. NI las marcaciones con círculos en el pasto ni la folletería o el control municipal alcanzaron para que ese espacio público al aire libre no se convierta en un foco sospechoso de COVID.
Entonces esta decisión nacional es dilemática. El hastió de la cantidad de tiempo sin verse o reunirse se enfrenta al aumento de la circulación de personas y las posibilidades de contagios, mientras la curva crece y el virus se expande por todos lados.
El Gobierno apela a la responsabilidad individual pero ante el relajo de una situación de encuentro entre tanta gente es poco probable que los números de casos no se vean impactados. ¿Se podía proponer una nueva extensión de la cuarentena sin una “buena noticia”?
El dilema lo tiene Fernández, Kicillof, Larreta y los otros gobernadores pero también la ciudadanía que tiene cierta libertad de acción y debe ser consiente que el vector de contagios es la misma gente circulando y (re) encontrándose aunque mantenga la guardia baja, media o alta.
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